-
Tu mejor opción en cirugía pediátrica de vanguardia
Urgencias 044.81.1555.6563
-
Conoce más con nuestras cápsulas informativas
ir al canal
Médico Cirujano Partero
Facultad de Medicina, UANL, Monterrey, N.L.
Cédula Profesional 3254856
Médico Pediatra
Cédula Profesional 3625671
Certificado por el Consejo Mexicano de Pediatría A.C.
Recertificación en Diciembre del 2013, válido hasta 2018
Cirujano Pediatra
Cirugía Pediátrica, Programa Multi céntrico Avalado por la UNAM.
Certificado por la Sociedad Mexicana de Cirugía Pediátrica en Febrero 2006, No.878
Recertificacion válida hasta el 2021
Cédula Profesional 4743096
International Fellowship in Pediatric Urology, Baylor College, Houston Tx, USA
Profesor de tiempo completo del curso de Microbiología básica en la Facultad de Medicina de La UANL desde Mayo del 2007 a la fecha.
Miembro del Consejo Mexicano de Pediatría
Miembro de La Sociedad Mexicana de Cirugía Pediatrica
Miembro del Colegio de Cirugía Pediátrica de Nuevo León A.C.
Miembro del Colegio de Pediatría de N.L. A.C.
Si su niño tiene una enfermedad, lesión o afección que requiera de una cirugía, un cirujano pediátrico tiene la experiencia y las calificaciones para tratarlo.
Los cirujanos pediátricos tratan a niños desde el nacimiento hasta la adolescencia.
Los cirujanos pediátricos diagnostican, tratan y manejan las necesidades quirúrgicas de niños tales como las siguientes:
Los cirujanos pediátricos: La mejor atención para los niños.
Los niños no son simplemente adultos pequeños. No siempre pueden decir lo que les molesta ni responder a preguntas médicas. No siempre están en capacidad de ser pacientes y colaborar durante un examen médico. Los cirujanos pediátricos saben cómo examinar y tratar a los niños de un modo que los haga relajarse y querer cooperar. Además, los cirujanos pediátricos utilizan equipos especialmente diseñados para niños. La mayoría de los consultorios de los cirujanos pediátricos están diseñados y decorados pensando en los pequeños. En las salas de examen y las salas de espera puede haber juguetes, videos y materiales de lectura para niños. Esto ayuda a crear un ambiente agradable y libre de tensión para su hijo.
Si su pediatra sugiere que lleve a su hijo donde un cirujano pediátrico, puede tener la certeza de que éste tendrá la más extensa gama de tratamientos posibles, el entrenamiento más integral y la más amplia experiencia con niños y en el tratamiento de desórdenes quirúrgicos.
Se conoce como fiebre al aumento de la temperatura corporal por encima de la cifra máxima normal. Por lo general la fiebre es la respuesta normal del cuerpo ante una infección.
El rango de temperatura “normal” no se encuentra del todo definido, es decir, de acuerdo de la fuente consultada se nos refieren rangos distintos. La Academia Americana de Pediatría refiere un rango “normal” de 36.1 grados centígrados (ºC) a 37.5°C (aunque considera que en casos poco frecuentes la temperatura puede estar entre 35.3°C o tan alta como 38.3°C); en cambio algunas publicaciones de la Academia Mexicana de Pediatría refieren la temperatura máxima normal en 37.5ºC.
La mayoría de nosotros podemos estimar la fiebre por lo caliente que se sienta la piel en la frente o el cuerpo de nuestros hijos, pero este es un método poco preciso que si bien es muy práctico, puede subestimar o sobreestimar la intensidad de la fiebre.
Existen múltiples tipos de termómetros y su uso varía de acuerdo a la edad. Están los termómetros de mercurio y los termómetros digitales que se pueden utilizar por vía rectal (antes de los tres meses de edad), axilar u oral (por boca); los termómetros de tira o banda que se colocan en la frente y cambian de color de acuerdo a la temperatura; y los termómetros electrónicos de oído.
Los termómetros de mercurio ya se están desaconsejando para disminuir el riesgo de exposición accidental a este tóxico, y los termómetros de tira o banda son los menos precisos. Los termómetros digitales por lo general son buena opción siempre y cuando el niño o bebé permanezca quieto durante el tiempo requerido; y el termómetro de oído u ótico es muy preciso, da lecturas en pocos segundos y por lo general provoca poco rechazo.
Además de la cifra de temperatura registrada, también es importante el estado general del niño. Algunos factores externos del medio ambiente, el esfuerzo físico, el llanto y hasta el consumo de algunos alimentos pueden incrementar moderadamente la temperatura.
Si tu hijo presenta temperatura superior a 37.5ºC, lo mejor es llevarlo a casa o a un lugar cerrado, en un ambiente fresco (no frío), evitar los ventiladores, desnudarlo y dejarlo un rato tranquilo sobre el cambiador u cama.
Si la elevación de su temperatura persiste o aumenta puedes bañarlo con agua tibia, o pasarle una esponja o paño humedecido en agua templada (no fría) para dispersar el calor de su cuerpo si esto le está causando malestar.
En caso de que la temperatura no disminuya, o si aumenta a más de 38ºC debes acudir al pediatra en busca de la causa de la fiebre ya que como se mencionó al inicio la fiebre en sí no es una enfermedad, sino una respuesta del organismo a “algo” que en la mayoría de las ocasiones puede ser una infección.
Dado que la fiebre forma parte de la defensa corporal contra bacterias y virus, algunos investigadores han sugerido que el cuerpo podría atacar las infecciones con mayor eficacia si la temperatura fuera elevada. Las bacterias y los virus prefieren una temperatura corporal de 98.6 grados F o 37 grados C. La fiebre también le dice al cuerpo que produzca más células blancas y anticuerpos para luchar contra la infección.
Por otro lado, si la temperatura de tu niño es demasiado alta, estará demasiado incómodo como para comer, beber, o dormir, lo cual hará más difícil su recuperación. La respuesta es que no es necesario tratar la fiebre sino el malestar que pueda producir. Es decir, tratar al niño y no al termómetro. Si tiene buen aspecto, juega y no parece afectado, serán innecesarios los medicamentos analgésicos-antitérmicos aunque tenga fiebre, ya que tratándola no le curamos de nada.
Si el niño está incómodo y la temperatura es elevada (o no) puede entonces administrarse algún medicamento antipirético-analgésico. Los más empleados son el paracetamol y el ibuprofeno (este último en mayores de seis meses de edad).
Los medicamentos analgésicos-antitérmicos solo bajan la temperatura corporal cuando esta se encuentra elevada y como promedio la disminuyen alrededor de un grado, al cabo de una hora de su administración.
Si tu bebé tiene menos de 3 meses de edad y tiene una temperatura de 38° C o más alta, llama al doctor inmediatamente. A un bebé tan pequeño hay que examinarlo para descartar una infección o una enfermedad graves.
Orinarse en la cama es un problema que millones de familias enfrentan cada noche. Se trata de algo sumamente común entre los niños pequeños, pero puede extenderse hasta la adolescencia. Los médicos no conocen, a ciencia cierta, qué hace que los niños se orinen en la cama o por qué dejan de hacerlo. Pero, con frecuencia, se trata de una parte natural del desarrollo y los niños suelen superarla. La mayoría de los casos de niños que se orinan en la cama no son un signo de problemas emocionales o médicos más profundos.
De todas maneras, que un niño se orine en la cama puede resultar muy estresante para las familias. Tal vez, los niños se sientan avergonzados o culpables por orinarse en la cama y les dé ansiedad pasar la noche en la casa de un amigo o en un campamento. Con frecuencia, los padres sienten que no pueden hacer nada para resolver el problema.
Los accidentes en la cama pueden extenderse durante un tiempo, pero puede ayudar a su hijo a sentirse mejor si le brinda apoyo emocional y tranquilidad hasta que lo supere.
La enuresis , que es el nombre médico que recibe el problema de orinarse en la cama, es común en los niños; particularmente en niños menores de 5 años. Aproximadamente el 13 % de los niños de 6 años se orinan en la cama, mientras que cerca del 5 % de los niños de 10 años continúan haciéndolo.
Con frecuencia, orinarse en la cama es hereditario: muchos niños que se orinan en la cama tienen un pariente que también lo hacía. Si ambos padres se orinaban en la cama cuando eran pequeños, es muy probable que su hijo lo haga.
En general, los niños dejan de orinarse en la cama solos. Pero hasta que esto ocurre, pueden sentirse avergonzados e incómodos. Por lo tanto, es importante brindarles apoyo y refuerzos positivos durante este proceso.
Tranquilice a su hijo explicándole que orinarse en la cama es una parte normal del crecimiento y que no va a ocurrir para siempre. Tal vez, a su hijo lo tranquilice saber que otros integrantes de la familia enfrentaron el mismo problema cuando eran niños.
Recuérdele a su hijo que vaya al baño una vez más antes de acostarse. Intente que su hijo beba más líquido durante el día y menos por la noche. Evite las bebidas con contenido de cafeína. Muchos padres descubren que obtienen buenos resultados con el uso de un sistema de motivación, como autoadhesivos para las noches secas, con una pequeña recompensa (como un libro) una vez que se acumula una determinada cantidad de autoadhesivos.
Cuando su hijo se despierte y las sábanas estén mojadas, no le grite ni lo castigue. Pídale al niño que ayude a cambiar las sábanas. Explíquele que eso no es un castigo, sino parte del proceso. Incluso puede resultar reconfortante para el niño saber que ha podido ayudar. Cuando su hijo no se orine por la noche, felicítelo.
Si el problema de orinarse en la cama comienza de manera abrupta o está acompañado de otros síntomas, puede tratarse de una señal de otra afección médica; por lo tanto, hable con el médico. El médico puede comprobar si existen señales de infección en el tracto urinario, constipación, problemas en la vejiga, diabetes o estrés.
Comienza a mojar la cama repentinamente después de haber dejado de orinarse, sistemáticamente, durante al menos 6 meses
Informe también al médico si su hijo tiene mucho estrés, si usted se siente frustrado por la situación o si quisiera recibir ayuda. Mientras tanto, su apoyo y su paciencia pueden lograr grandes avances para ayudar a su hijo a sentirse mejor con el problema.
Al niño (o a la niña) le ha salido, de repente, un bulto en la ingle. Al rato desaparece solo y vuelve a salir poco después. ¡Cuidado! Puede ser una hernia inguinal y habrá que salir de dudas. Consúltelo al pediatra.
Durante el embarazo, los testículos del feto se desarrollan en el interior del abdomen. Es a partir del 7º mes de gestación cuando inician su camino hacia las bolsas escrotales, a través de un tubo, que en cierto momento tienen tanto los niños como las niñas, y que se denomina conducto peritoneovaginal. El tubito que finaliza en el escroto de los niños, y en los labios mayores de las niñas, habitualmente se cierra antes del nacimiento. Si no fuera así, el intestino (una tripa) puede deslizarse por su interior y producir un bulto en la ingle, tanto del niño como de la niña afectada.
La hernia inguinal ocurre entre 1 y 4 de cada 100 niños, es mucho más frecuente en varones que en niñas (6/1) y afecta sobre todo al lado derecho (60%). También es más habitual en los prematuros (16-25%), ya que el cierre natural del conducto peritoneovaginal se produce hacia el final del embarazo normal a término.
La mayoría de hernias no producen molestias. Lo más frecuente es que los padres noten un bulto en la ingle del niño, que se puede extender hacia la bolsa de los testiculos (escroto). En las niñas puede notarse un bulto en los genitales, en los labios mayores. El bulto es más visible cuando el niño llora, tose o hace movimientos que aumentan la presión del abdomen.
A veces se puede notar el bulto en un niño que está irritable y tiene dolor. Si la hernia no se puede reducir (volver a su sitio) hay que sospechar que la hernia esté incarcerada.
Ante la aparición de un bulto se debe consultar, y de forma urgente si el bulto es doloroso o si hay vómitos y afectación general.
El principal riesgo de la hernia es que el intestino deslizado quede atrapado en el canal inguinal y no se reintroduzca en la cavidad, cosa que puede ocurrir de forma espontánea. A esta situación se le denomina incarceración o hernia incarcerada. El intestino atrapado tiene dificultad para que la sangre que lo irriga pueda volver por sus venas por lo que, de mantenerse durante horas esta situación, se ingurgita progresivamente hasta que, finalmente, el aumento de presión en los vasos sanguíneos impide que la sangre pueda irrigar el intestino, produciéndose la necrosis (gangrena) del intestino incarcerado (hernia estrangulada).
El riesgo de incarceración es mayor en el primer año de vida: 30% en los menores de 3 meses, un 24% a los 6 meses, y un 14% al año de vida. Curiosamente, es menor en prematuros, que también presentan una mayor tasa de curación espontánea, posiblemente por el cierrre natural que se produce con la maduración del niño.
Otro riesgo que se presenta en las niñas con hernia inguinal es que un ovario se introduzca en la hernia y pueda resultar dañado.
El tratamiento de la hernia es el cierre quirúrgico de esta comunicación anómala (herniorrafia). En la cirugía se procede a separar el conducto de los elementos del cordón inguinal (vasos gonadales y conducto deferente) y cerrarlo mediante un punto. El hecho de que en las niñas no existan vasos gonadales ni conducto deferente simplifica el procedimiento.
Una pregunta habitual ante esta intervención es si se va a poner “una malla”. La respuesta es que no, puesto que a la pared muscular del niño no le pasa nada. Una vez cerrado el conducto anómalo desaparece el riesgo. Esto no significa que al cabo de unos años el paciente no pueda desarrollar una hernia del tipo adulto. El procedimiento puede realizarse mediante cirugía sin ingreso y la recuperación es rápida, reincorporándose a sus actividades en 48-72 horas.
En ocasiones (un 15%), el niño al que se ha operado un lado puede tener al cabo de unos meses una hernia en el lado contrario. A pesar de ello no se exploran quirúrgicamente ambos lados a no ser que exista una historia clínica de bulto en la ingle en ambos lados, ya que, si se hiciera de forma rutinaria, se estima que solo en 1 de cada 6 operaciones se encontraría una persistencia del conducto en el lado contrario.
Es una anomalía de nacimiento (congénita), en la cual la abertura de la uretra está ubicada en la cara inferior del pene. La uretra es el conducto que drena la orina desde la vejiga. En los hombres, la abertura de la uretra está normalmente en el extremo del pene.
El hipospadias se presenta hasta en 4 de cada 1,000 varones recién nacidos y la causa con frecuencia se desconoce. Algunas veces, la afección se transmite de padres a hijos.
Los síntomas dependen de la gravedad del problema. Por lo regular, los niños con esta afección tienen la abertura de la uretra cerca de la punta del pene en la cara inferior. Las formas más serias de hipospadias se presentan cuando la abertura se encuentra en la mitad o en la base del pene. En raras ocasiones, la abertura se localiza en o por detrás del escroto.
Esta afección puede causar una curvatura hacia abajo del pene durante una erección. Las erecciones son comunes en los bebés varones.
Los otros síntomas abarcan:
Este problema casi siempre se diagnostica pronto después de nacer durante un examen físico. Se pueden hacer exámenes imagenológicos para buscar otras anomalías congénitas.ebés con hipospadias no deben ser circuncidados y se debe preservar el prepucio para utilizarlo en una reparación quirúrgica posterior.
La cirugía generalmente se hace antes de que el niño comience su vida escolar. En la actualidad, la mayoría de los urólogos recomienda la reparación antes de que el niño cumpla 18 meses de edad. La cirugía se puede hacer ya a los cuatro meses. Durante la cirugía, se endereza el pene y se corrige la abertura mediante injertos de tejido del prepucio. La reparación puede requerir múltiples cirugías.
Los resultados después de la cirugía casi siempre son buenos. En algunos casos, se necesita más cirugía para corregir fístulas o la reaparición de la curvatura anormal del pene.
La mayoría de los hombres puede tener actividad sexual normal como adultos.
Consulte con el médico si su hijo presenta:
MARTES, 2 de diciembre de 2014 (HealthDay News) -- Las autoridades sanitarias de EE. UU. están preparadas para respaldar la circuncisión como medio de prevenir el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Publicaron el martes sus primeras directrices sobre la circuncisión que recomiendan a los médicos que asesoren a los padres y a los varones no circuncidados sobre los beneficios para la salud de este procedimiento.
Las directrices no son un llamado rotundo a la circuncisión de todos los varones recién nacidos, dado que se trata de una decisión personal en la que podrían influir las preferencias religiosas y culturales, comentó a Associated Press el Dr. Jonathan Mermin, director del Centro Nacional para la Prevención del VIH/SIDA, la Hepatitis Viral, las ETS y la Tuberculosis de los CDC.
Pero "las evidencias científicas dejan claro que los beneficios superan a los riesgos", señaló Mermin.
La circuncisión conlleva la extirpación quirúrgica del prepucio de la punta del pene. Debajo del prepucio pueden ocultarse y multiplicarse los gérmenes, lo que provoca problemas de higiene.
Los ensayos clínicos, muchos de los cuales se realizaron en África subsahariana, han demostrado que la circuncisión reduce el riesgo de infección con el VIH entre un 50 y un 60 por ciento, según las directrices de los CDC.
El procedimiento también reduce en un 30 por ciento el riesgo de contraer herpes y el virus del papiloma humano (VPH), dos patógenos que se cree que provocan cáncer de pene.
Las directrices indican que solo se ha demostrado que la circuncisión previene del VIH y las enfermedades de transmisión sexual en los hombres durante el sexo vaginal.
No se ha demostrado que el procedimiento reduzca el riesgo de infección mediante el sexo oral o anal, o que reduzca el riesgo de transmisión del VIH a las mujeres.
Las evidencias científicas están mezcladas con respecto al sexo homosexual, afirman las directrices, ya que algunos estudios han mostrado que la circuncisión proporciona una protección parcial y otros no.
La circuncisión sí reduce el riesgo de infecciones del tracto urinario en los bebés, según las directrices de los CDC. Los riesgos más habituales asociados con el procedimiento incluyen el sangrado y la infección.
Las tasas de circuncisión de varones en Estados Unidos se redujeron entre 1979 y 2010, disminuyendo de casi el 65 por ciento a un poco más del 58 por ciento, según un informe de los CDC publicado el año pasado.
El nuevo borrador de las directrices supone una actualización de la política sobre la circuncisión publicada por la Academia Americana de Pediatría (American Academy of Pediatrics, AAP) en 2012.
"El público estadounidense debería confiar en que estas directrices son en gran medida convergentes. No hay duda de que [la circuncisión] confiere beneficios para la salud y no hay duda de que se puede realizar de forma segura, con un riesgo de complicaciones por debajo del 1 por ciento", afirmó el martes la Dra. Susan Blank, presidenta del grupo de trabajo que realizó la declaración de política de la AAP. "Esto es algo que un padre puede hacer para proteger la salud futura de sus hijos".
En la declaración de política, la AAP afirmó que los beneficios para la salud son lo suficientemente grandes como para que la circuncisión de los bebés varones estuviera cubierta por el seguro, lo que aumentaría el acceso a la operación para las familias que decidieran que se realizara, dijo Blank, que también es comisionada asistente de Control y Prevención de ETS del Departamento de Salud e Higiene Mental de la ciudad de Nueva York.
"El esfuerzo desde el punto de vista de la academia se dirige a que los proveedores realmente hablen con los padres sobre los riesgos y los beneficios, y que den a los padres la información que necesitan para tomar una decisión", dijo Blank. "Y la academia siente firmemente que, dado que hay beneficios para la salud probados, el procedimiento debería estar cubierto por el seguro".
Se espera que las directrices susciten una respuesta por parte de los grupos contrarios a la circuncisión.
"Hay ciertamente grupos a los que les preocupa la circuncisión de un individuo que no está en posición de dar su consentimiento", señaló Blank.
Criptorquidia significa testículo oculto, que no se puede palpar en la bolsa del escroto. Su corrección suele precisar de cirugía.
La criptorquidia (testículo oculto) es la falta de descenso testicular completo o sea, la ausencia del mismo en su localización normal dentro del escroto. Esta situación puede afectar a un testículo, que es lo más frecuente, o a ambos. Se incluye en este término tanto el que está dentro del abdomen como el que es capaz de ser bajado manualmente a la bolsa escrotal, pero que no permanece en ella una vez liberado.
Es bastante frecuente, afecta al 2-3% de los recién nacidos varones, especialmente si son prematuros, aunque muchos de ellos completarán el descenso normal durante los 6 primeros meses de vida, de forma que a los 9 meses sólo persiste esta situación en el 0,8% de los niños. El descenso espontáneo es excepcional más allá del año de edad. El testículo retráctil o en ascensor no es criptorquídico, sino una situación normal en la infancia.
Los testículos, durante la vida embrionaria comienzan su formación, de manera similar a los ovarios en los fetos de sexo femenino, en una zona próxima a los riñones, y más tarde, hacia el final de la gestación, mientras los ovarios permanecen en el interior del abdomen, los testículos completan un recorrido que les lleva a su alojamiento definitivo en las bolsas escrotales; pues necesitan para su funcionamiento normal temperaturas más bajas que las del interior del abdomen.
Diferentes razones, unas hormonales, otras malformativas o incluso mecánicas, pueden llevar a que no se produzca este descenso completo.
La criptorquidia unilateral, independientemente de sus consecuencias psicológicas, puede disminuir la fertilidad, especialmente si no se recibe un tratamiento a tiempo, y expone al testículo afecto a complicaciones mecánicas como torsión y traumatismos. También se ha comprobado que un teste criptorquídico es con más frecuencia portador de anomalías que le hacen 10 veces más propenso a la evolución tumoral que los que son normales.
Existe un tratamiento con medicinas (hormonas), aunque cada vez se impone más el tratamiento quirúrgico que consigue el descenso testicular (orquidopexia), y además se recomienda que se lleve a cabo precozmente, antes del primer año de edad.
El tratamiento pretende favorecer la fertilidad y prevenir complicaciones como la torsión testicular, que requerirían cirugía inmediata. También parece que la orquidopexia disminuye las probabilidades de que el testículo descendido acabe convirtiéndose en canceroso y en cualquier caso lo hace más fácilmente observable.
En algunas ocasiones no es posible encontrar el testículo. En esos casos se suele colocar una prótesis en su lugar, para prevenir problemas psicológicos.
Su nombre, que parece de broma, ya orienta bastante. Un testículo en ascensor o retráctil es aquel que sube y baja con facilidad, de forma que puede hacer pensar erróneamente que se trata de un caso de criptorquidia.
Esta situación, frecuentemente observada en el niño preescolar, es normal y no requiere tratamiento alguno. Para diferenciarlo, puede ayudar la observación mientras el niño está en la bañera o cuando tiene fiebre, pues con el aumento de la temperatura el teste retráctil baja al escroto y no así el criptorquídico.
En cualquier caso, ante la duda, coméntelo con su pediatra, pues a veces se dan casos de re ascenso en testículos inicialmente desdendidos y que precisarán tratamiento.
El crecimiento mamario en un chico adolescente es una situación bastante común. ¿Es algo preocupante? ¿Hay que ir al médico por esta razón?
Es el crecimiento de las glándulas mamarias que ocurre durante la pubertad en los varones. Puede afectar a una sola mama o a las dos. Cerca del 50-60% de los niños desarrollan ginecomastia transitoria en algún momento de su desarrollo puberal, con más frecuencia entre los 13 y los 14 años.
Se produce por un probable desequilibrio de sus hormonas, cuando los andrógenos (acción frenadora del crecimiento de la mama) están en menor proporción que los estrógenos (acción estimuladora del tejido mamario).
Se manifiesta como un aumento de volumen de la mama en un adolescente varón sano, al inicio de la pubertad. Bajo el pezón se palpa una zona firme, que en ocasiones puede molestar al tacto y es de un diámetro menor de 4 cm.
Algunos hombres y niños tienen grasa en la zona pectoral debido al sobrepeso, pero esta tiene una consistencia más blanda y se encuentra peor delimitada. No es lo mismo que la ginecomastia.
Hay que tener en cuenta los antecedentes familiares de ginecomastia, pues quizás otros la hayan tenido y puedan aclarar su benignidad.
Siempre si existen dudas o preguntas sobre este tema. También si la piel del pecho se enrojece, el pezón suelta líquido o aparece fiebre no explicada.
No precisa de estudios complementarios, basta con mirar y palpar. La ginecomastia puberal es frecuente y normal en los adolescentes, durante su desarrollo.
Siempre hay que descartar la toma de medicamentos u otras sustancias, por ejemplo:
Algunas enfermedades hepáticas, renales, tiroideas y la malnutrición, pueden ser causa de ginecomastia.
Ante todo, se debe tranquilizar al adolescente explicándole que es una situación benigna y transitoria, y que le pasa a otros muchos chicos como él, sin que deba suponer ningún motivo de preocupación. Desaparece por sí sola, antes de pasados tres años.
No existe un medicamento para ello, ni cremas o ejercicios que favorezcan su desaparición.
La cirugía solo será necesaria en caso de ginecomastia grande y de más de 4 años de evolución o cuando la glándula se haya fibrosado.
Al no Ingerir sustancias hormonales en los gimnasios. Consumir marihuana y otras drogas estimulantes que pueden causar ginecomastia, al llevar una sustancia que altera las hormonas.
Hacer ejercicio no impide que aparezca una verdadera ginecomastia, pero puede ser beneficioso cuando las mamas aumentan por exceso de peso.
El apéndice está situado en los intestinos, en la parte inferior derecha de la barriga. Si se produce una apendicitis el tratamiento es la cirugia.
Se llama apendicitis a la inflamación del apéndice, un pequeño trozo de tejido con forma de gusano que sale de la parte inicial del colon, en la zona inferior derecha del abdomen. No se sabe cuál es la función del apéndice, pero su inflamación debe tratarse de manera urgente. La apendicitis es relativamente frecuente y se estima que aproximadamente una de cada 10 personas la acaba padeciendo en algún momento de su vida.
Se piensa que la mayoría de las veces se origina al taponarse el apéndice con algún fragmento de heces, lo que desencadena la inflamación del mismo. En algunas ocasiones la causa puede ser una infección del aparato digestivo.
El primer síntoma suele ser el dolor abdominal, que comienza alrededor del ombligo y, con el tiempo, se va desplazando la parte inferior derecha del abdomen, a la vez que se hace más intenso.
Otros síntomas característicos que suelen aparecer después del dolor son fiebre, náuseas y vómitos, así como pérdida de apetito. Cuando no aparecen los síntomas típicos, lo cual es frecuente en los niños más pequeños, se hace más difícil el diagnóstico.
La clave para diagnosticar una apendicitis es la palpación del abdomen. Existen muchas causas de dolor abdominal, por lo que en los casos sospechos suelen hacerse pruebas complementarias como análisis de sangre y orina. También pueden ayudar las pruebas de imagen, como la radiografía o la ecografía de abdomen. Sin embargo, en muchas ocasiones estos estudios no aclaran el diagnóstico, y es necesario dejar pasar un tiempo de observación para evaluar al paciente de manera repetida, ya que si padece una apendicitis los síntomas se irán haciendo más evidentes.
El tratamiento de la apendicitis es quirúrgico y consiste en la extirpación del apéndice (apendicectomía). Dado que las pruebas diagnósticas tienen cierto margen de error, no es excepcional que en la operación se aprecie que el apéndice está sano, aunque en ese caso suele extirparse igual para evitar futuros episodios de apendicitis. También se usan antibióticos para prevenir en lo posible infecciones abdominales.
En una apendicitis no complicada la operación quirúrgica suele ser sencilla y el tiempo de recuperación corto. Si el apéndice se ha perforado la operación es más compleja y existe más riesgo de complicaciones, por lo que la recuperación es más lenta y precisa más días de ingreso en el hospital.
Consultorio OCA Medical Center,
5 Piso consultorio 502
Av. Pino Suárez 640 Nte, Centro de Mty, N.L.
Horario Lunes a Viernes
10:00am – 1:00pm / 4:00pm - 7:00pm